Viene de Backbones Ethernet para arquitecturas jerárquicas
La capa física de la tecnología de red utilizada en automoción debe cumplir los desafíos específicos de esta industria sin aumentar los gastos. El coste final no sólo depende del rendimiento, sino también de las condiciones de operación del vehículo que, en muchos casos, incrementan el coste del componente.
Los retos de las redes de automoción abarcan:
- Vibración: La tecnología de red debe ser capaz de resistir las vibraciones del automóvil (en continuo movimiento). Estas vibraciones afectan a todos los componentes mecánicos y, especialmente, a las conexiones eléctricas, por lo que imponen severas restricciones a cables y conectores.
- Temperatura: Los rangos de temperatura están especificados para cada dominio, dependiendo de la ubicación de la red. La máxima temperatura en la mayoría de los casos alcanza los +105 °C.
- Peso: El peso del medio usado en la red también es fundamental, ya que tiene un impacto directo en el consumo de combustible y los costes, por no mencionar las emisiones asociadas de dióxido de carbono.
- Predictibilidad de coste: Las capas físicas basadas en cobre están sujetas a precios poco predecibles, ya que este elemento químico ha experimentado un encarecimiento significativo durante la última década. Esta incapacidad de previsión es un factor negativo para las soluciones de cobre.
- Compatibilidad electromagnética (EMC): Las emisiones electromagnéticas y la susceptibilidad es otro de los grandes retos de una red de automoción. Las comunicaciones eléctricas, como las basadas en cobre, empleadas en capas físicas suelen ser vulnerables a la interferencia electromagnética (EMI).
- Longitud: La longitud de una red de automoción ronda los cinco metros, con alguna excepción que alcanza los quince metros. Cualquier tecnología utilizada debe poder cubrir esta distancia sin alterar la relación señal a ruido.
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