Una de las tareas primordiales, al diseñar un enlace óptico, consiste en definir las pérdidas admisibles. Para ello se tienen en cuenta diversos factores:
- Emisor: potencia inyectada, temperatura, degradación en el tiempo.
- Interconexión de fibras: tipos de conectores y empalmes.
- Cable: atenuación, efectos de la temperatura ambiente.
- Receptor: sensibilidad del detector.
- Otros: margen de seguridad y reparaciones.
Cuando una de las variables arriba enumeradas no resulta conforme a las especificaciones, el rendimiento del enlace puede verse muy afectado o, lo que es aún peor, su degradación puede originar fallos en la red. Si bien todas las variables son difíciles de controlar en las fases de despliegue o mantenimiento, existe un componente, el conector, normalmente subvalorado, o incluso sobre utilizado (cables de parcheo) que puede ser controlado siguiendo los procedimientos adecuados.
La fase de inspección y limpieza
Los conectores son los elementos clave para la interconexión de una red. De ahí que el conservarlos en buen estado sea un factor crítico, ya que con ello se asegura un rendimiento máximo a toda la instalación y se evitan fallos que pueden resultar catastróficos. Dado que los conectores están sujetos a daños invisibles para el ojo desnudo, la inspección resulta imprescindible.
Los componentes
Al inspeccionar un conector, es preciso tener en cuenta dos componentes principales: el conector en sí y la ferrule.
El conector
Una de las ventajas del conector es su capacidad para restablecer la situación tras un fallo; ya que su causa suele encontrarse en la extremidad del conector (conocida como ferrule) o en su sección mecánica. Otra causa frecuente de fallos suele ser la presencia de suciedad de daños o suciedad en la extremidad. La figura 1 nos muestra las partes de un conector de fibra óptica del tipo SC.
La ferrule
Es el elemento, en un conector, que soporta la fibra y posibilita su posicionamiento y alineación. Esta parte del conector permite el conectar un cable, o bien a otro cable, o a un emisor o receptor. Normalmente son fabricadas con cristal, plástico, metal o materiales cerámicos, y comprende tres secciones principales (Ver figura 2): La zona A, que se corresponde con el núcleo de la fibra óptica, permite la propagación de la señal lumínica; la zona B, o recubrimiento es el material óptico exterior que envuelve el núcleo y refleja la señal en el núcleo; y la zona C es el revestimiento exterior que rodea el recubrimiento y protege la fibra contra las agresiones mecánicas y la humedad, normalmente material plástico.
La inspección y limpieza de los conectores
Dado que el núcleo y el recubrimiento son las secciones principales de la ferrule, resulta primordial el conservarlas en buen estado, para reducir la atenuación al enfrentar dos de ellas en una conexión.
Para un buen mantenimiento de conectores, sus extremos deben ser, en primer lugar, inspeccionados visualmente.
Tal y como se muestra en la tabla 1, el diámetro del núcleo de una fibra mono modo (SM) es inferior a 10 micras, lo que hace imposible el saber si una fibra está, o no, sucia, sin utilizar la herramienta adecuada.
Herramienta de inspección | Características básicas |
Sondas de inspección de fibra |
|
Microscopios ópticos |
|
La utilización de herramientas de comprobación directa (microscopios ópticos) en fibras activas es totalmente desaconsejable
Siga leyendo este artículo en La inspección de las ferrules