
Wolfgang Rieger, desarrollo de negocio del centro de datos para Europa en Rosenberger OSI nos explica la tecnología Expanded Beam Optical (EBO), quizás el futuro próximo para los centros de datos y la industria.
Cloud Computing, Big Data e IoT contribuyen a la necesidad de transmitir cada vez más datos. Las aplicaciones informáticas en los entornos de oficina e industriales necesitan anchos de banda cada vez mayores. Esto podría conseguirse fácilmente con cables de fibra óptica. Pero su complicado manejo ha hecho dudar hasta ahora a muchos usuarios. Un nuevo principio de conexión salva esta barrera de entrada.
La digitalización de todos los ámbitos de la vida está avanzando. La inteligencia artificial y el aprendizaje automático basado en Big Data son solo un aspecto de esta tendencia. Las aplicaciones desde la nube son ya habituales, la educación en casa, la oficina en casa y las videoconferencias en lugar de los desplazamientos a las escuelas, oficinas y los viajes de negocios son otros aspectos que ha ganado en importancia, sobre todo en el último año. Pero una de las consecuencias de la digitalización es siempre la misma: los volúmenes de datos crecen y con ellos las necesidades de ancho de banda en las redes de datos.
El cable de cobre está llegando poco a poco a su límite. Esto no solo es cierto para las conexiones DSL domésticas: Deutsche Telekom también está abandonando el cobre y planea instalar sólo fibra óptica en un futuro próximo. La fibra óptica ya se utiliza ampliamente en los centros de datos. El cableado de los edificios, las redes de los hospitales y los consultorios médicos y la infraestructura de las instituciones de investigación también se están implementando cada vez más con fibra óptica. Con el 5G, la fibra óptica se está abriendo paso incluso en los mástiles de las antenas y en los centros de producción industrial.
Ancho de banda frente a diámetro
Muchos puestos de trabajo aún necesitan conexiones por encima de Gigabit Ethernet, llegando incluso requerir 10 GB/s. Esto todavía se puede conseguir con cables de cobre de alta calidad, pero en el siguiente nivel de la red, cuando se juntan los datos de numerosos usuarios, las cosas se ponen difíciles. Aumentar el número de cables de cobre solo es posible hasta cierto punto, pues los conductos por los que se instalan tienen una capacidad limitada y, por otro lado, las interacciones electromagnéticas entre los cables de cobre que circulan muy juntos pueden producir cortes en la transmisión de datos. Estos efectos pueden servir incluso para ‘espiar’ la transmisión de datos en el cable de cobre sin que se note.
Las finas fibras de vidrio ofrecen un ancho de banda varias veces superior al de los cables de cobre, con secciones transversales mucho más pequeñas. Esto significa que las velocidades de transmisión estándar de 40 a 100 Gb/s no son un problema. Al mismo tiempo, se pueden salvar distancias mucho más largas sin amplificadores intermedios. Y la seguridad de los datos también es mejor porque no hay efectos de radiación. En algunas aplicaciones, el menor peso o la posibilidad de uso en zonas potencialmente inflamables también juegan un papel importante, ya que los cables de fibra óptica no transportan energía eléctrica y, por tanto, no hay chispas ni problemas de conexión a tierra.
Operación tradicionalmente compleja
A la vista de estas innegables ventajas de la fibra óptica, cabría esperar un uso generalizado. Pero el manejo que requiere ha frenado hasta ahora la expansión de esta potente tecnología de red. No solo se requieren conocimientos técnicos y precisión para la instalación. Cada conexión también es acompañada de una inspección y una limpieza que requieren mucho tiempo. Si no se respetan las especificaciones correspondientes, pueden producirse problemas de transmisión, inestabilidades o incluso daños en el sistema de conexión. Esto puede dar lugar a costosas operaciones de localización de averías y reparaciones.
El motivo estriba en la sensibilidad de esta tecnología. Partículas muy pequeñas, como los granos de polvo o el polen, que penetran en el conector pueden inhibir el haz de luz hasta tal punto que la transmisión de datos se resiente o se hace imposible. Por tanto, una instalación fiable y sin errores solo es posible con personal especializado y formado. A la vista de las crecientes exigencias de fiabilidad y disponibilidad del acceso a la red, esto representaba una grave desventaja.